Cuando los niños juegan, ponen en marcha prácticamente todos los conocimientos y capacidades que poseen. Además buscan que los retos se incrementen progresivamente, a medida que sus habilidades mejoran.
Durante este proceso, los niños imitan situaciones que han visto o vivido, desarrollando así ellos mismos esa acción y afianzándola en su cerebro. El juego potencia la adquisición de conocimientos, valores y costumbres, y con nuestras muñecas se pueden inculcar valores como la integración social y la igualdad de sexos.
Pero lo realmente importante es que, al divertirse, el tiempo se les pasa volando y olvidan cualquier cosa negativa que tuviesen en la cabeza. La diversión es la llave de la educación, y nosotros les ayudamos a conseguirlo.